Prácticas Agronómicas

Advierten que las enfermedades de fin de ciclo pueden recortar un 30% del rinde de la soja.

En un ciclo muy húmedo, las aplicaciones preventivas y los monitoreos serán centrales para proteger a tiempo el cultivo.

Con la siembra de las 17,9 millones de hectáreas de soja casi terminada, las constantes precipitaciones que se están acumulando en el centro y el norte del área agrícola están produciendo anegamientos en algunas zonas y son un factor que estimula las enfermedades de fin de ciclo (EFC), que pueden provocar pérdidas de rendimiento de entre un 25% y un 30%.

Si bien estas enfermedades afectan todas las zonas sojeras, la prevalencia de una u otra depende de las condiciones de manejo del cultivo y las características de la zona. Tienen mayor presencia en la zona núcleo, la provincia de Buenos Aires, sur de Santa fe, sur de Córdoba y, por último, las regiones del NOA y NEA.

Este tipo de patologías se caracterizan porque los síntomas y signos se hacen visibles cuando el cultivo entra en su etapa final. La mancha marrón, tizón de la hoja y mancha ojo de rana, entre otras, son enfermedades con períodos de latencias largo, la colonización de la planta por el patógeno se da en estadios tempranos del cultivo, pero la sintomatología que indica su presencia se manifiesta mucho después.

Mancha Ojo de Rana

La mancha ojo de rana golpeó fuerte al cultivo hace diez años. Ahora, se suele detectar con menor intensidad.

En el desarrollo de las EFC influyen los patógenos presentes en el cultivo, tanto como latentes en el rastrojo, y las condiciones ambientales como lluvias frecuentes, horas de mojado foliar y temperaturas medias.

"Es importante monitorear a la soja de primera y no olvidar que la soja de segunda también debe ser protegida", recordó Lucrecia Couretot, fitopatóloga del INTA Pergamino.

La especialista advirtió que en enfermedades como la mancha marrón y tizón foliar por cercospora hay una fase asintomática y que es primordial controlar temprano porque, generalmente, cuando se detectan los primeros síntomas ya es tarde.

Una de las alternativas para la prevención y control de las EFC, es el fungicida Opera de la empresa Basf, sobre todo si se tiene en cuenta que en zonas de estrés hídrico, como en el norte y centro de la provincia de Buenos Aires, es primordial protegerse ante las adversidades climáticas con fungicidas, ya que las enfermedades están latentes.

Un lote de soja infectada con tizón de la hoja.

Juan Pablo Migasso, gerente del cultivo de Soja en Basf, destacó: "Con la aparición de estas enfermedades, es importante la aplicación del fungicida. Principalmente es importante medir la cantidad de lluvias desde R3 en adelante y cuando las lluvias acumuladas alcancen los 50 a 60 mm, se recomienda proceder con la aplicación", recomendó.

Además planteó que se deben utilizar mezclas con principios activos con diferentes mecanismos de acción y respetar las dosis del marbete.

También es fundamental realizar evaluaciones frecuentes de monitoreo en el período vegetativo para detectar la aparición de enfermedades de fin de ciclo.

Fuente:
Clarín Rural

 
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