Prácticas Agronómicas
Sorgo: claves para mejorar el cultivo.
En general los suelos de la región pampeana con aptitud agrícola se adaptan al cultivo del sorgo, dándose los mayores rendimientos en suelos profundos, sin exceso de sales, con buen drenaje, sin capas endurecidas, de buena fertilidad y con pH entre 6,2 y 7,8. Sin embargo, el sorgo es moderadamente tolerante a suelos con alguna salinidad y/o alcalinidad.
Rotaciones
Los principales beneficios de la inclusión del sorgo en las rotaciones de cultivos son resultantes de la cantidad de rastrojo que deja y su lenta descomposición (relación carbono/nitrógeno). Esto permite por un lado contribuir al contenido de materia orgánica del suelo y por otro, mediante labranza conservacionista, es decir, manteniendo rastrojos en superficie, disminuir las pérdidas de agua del suelo por evaporación, mejorando la infiltración de agua.
En la rotación conviene que el sorgo se ubique preferentemente después de especies leguminosas, para reducir el uso de fertilizantes nitrogenados. Por ello, pasturas a base de alfalfa o cultivos como maní o soja son excelentes antecesores.
Agua
El sorgo tolera mejor la sequía y el exceso de humedad en el suelo que la mayoría de los cereales y crece bien bajo una amplia gama de condiciones en el suelo. Responde favorablemente a la irrigación, lográndose excelentes resultados bajo riego.
Requiere un mínimo de 250 mm durante su ciclo para llegar a producir grano y pueden obtenerse buenos rendimientos con 350 mm. Pero, para lograr altas producciones, el requerimiento de agua varía entre 450 a 600 mm, dependiendo del ciclo del híbrido y de las condiciones ambientales.
La siembra debe coincidir con el inicio de las lluvias de primavera para que el sistema radicular se desarrolle y establezca bien antes que se inicien los períodos secos estacionales. Es fundamental que el suelo tenga una adecuada humedad a la siembra para lograr una emergencia rápida y uniforme y una buena implantación del cultivo.
Las mayores exigencias en agua comienzan unos 30 días después de la emergencia y continúan hasta el llenado de los granos, siendo las etapas más críticas las de panojamiento y floración, puesto que deficiencias hídricas en estos momentos producen importantes mermas en los rendimientos. Los mayores rendimientos se lograrán cuando el uso de agua esté disponible durante toda la estación de cultivo.
A pesar que el sorgo tiene la capacidad de permanecer latente durante la sequía, para volver luego a crecer en períodos favorables, las situaciones de stress modifican su comportamiento, inicialmente conduce a una prolongación del ciclo de cultivo, mientras que el stress tardío acelera la madurez.
Temperatura
Por ser una especie de origen tropical, el sorgo requiere temperaturas altas para su desarrollo normal, siendo por lo tanto más sensible a las bajas temperaturas que otros cultivos. Para una buena germinación, el suelo, a 5 cm de profundidad, debe tener una temperatura no inferior a los 18ºC. Si el suelo estuviese más frío, entre 15 y 16ºC, tendría una emergencia lenta y desuniforme, con plántulas débiles y rojizas. Durante la floración requiere una mínima de 16ºC, pues por debajo de este nivel se puede producir esterilidad de las espiguillas y afectar la viabilidad del grano de polen. Temperaturas muy altas durante los días posteriores a la floración reducen el peso final del grano
Fuente:
Ruralnet