Prácticas Agronómicas
Nutrición: Estrategias que maximizan los Rindes.
La fertilización balanceada es una herramienta fundamental de cara a la campaña 2017/18
Cuando iniciamos una campaña de maíz como la actual, con los perfiles del suelo bien provistos de agua y con pronósticos de precipitaciones normales, debemos tener presente que los rendimientos alcanzables pueden ser records si acompañamos la oferta hídrica con nutrientes en cantidad, en tiempo y en forma, con el objetivo de no limitar el desarrollo del cultivo.
Además, en este contexto no tenemos que olvidar que las raíces del maíz facilitan la formación de poros y consolidan la estructura de los suelos, mientras que los rastrojos voluminosos de esta planta perduran en la superficie mayor tiempo que otros. Estas características le confieren al maíz gran importancia para el manejo eficiente de la economía del agua, al mejorar la capacidad de los suelos de captar y almacenar la lluvia y atenuar pérdidas por evaporación directa.
Al momento de planificar la mejor estrategia de nutrición del maíz, es necesario tener en cuenta que en gran parte de la región maicera argentina la oferta de fósforo, nitrógeno, azufre y zinc es limitada. Es necesario, como punto de partida, tener un diagnóstico claro de la disponibilidad de estos nutrientes mediante un análisis de suelo, para maximizar la capacidad productiva y lograr un uso eficiente de la oferta de agua. En la actualidad, solo un 25% del área sembrada es muestreada para definir el manejo de la nutrición.
En el caso de la fertilización con fósforo, su uso es de importancia en siembras tempranas debido a que mejora la implantación y captación temprana de recursos productivos, y el análisis de suelo es la herramienta principal para definir la dosis de suficiencia para el cultivo. Dadas las muy buenas condiciones de precios (cantidad de maíz requerida para comprar una cantidad equivalente de fertilizantes), en la actualidad la relación U$S maíz/U$S DAP es de 5,16, un 10% mejor que el promedio de los últimos 6 años. Es recomendable la implementación de estrategias de fertilización con dosis que contribuyan a mantener o incluso mejorar la fertilidad fosfatada del suelo.
Para definir la nutrición nitrogenada, sea para cultivos de siembra temprana o tardía, la dosis a aplicar se relaciona tanto con la cantidad disponible de nitrógeno en el suelo como con la productividad alcanzable o esperada del cultivo. En condiciones no limitadas en oferta hídrica, como en esta campaña, la menor productividad alcanzada por maíz puede relacionarse con sitios de inferior fertilidad y resulta indispensable la implementación de correcciones con nitrógeno. En el caso de azufre, la continua extracción ha generado un aumento de las áreas con deficiencias y es recomendable aplicarlo para mejorar la eficiencia en el uso del nitrógeno, tanto proveniente del suelo como del fertilizante aplicado.
Encontrar lotes con deficiencia de zinc es más frecuente cada campaña, lo que provoca menores respuestas a la fertilización y, por consiguiente, afecta los rendimientos. El análisis de suelo contribuye al diagnóstico de zonas con deficiencias en cultivos de siembra temprana, y su corrección vía la fertilización durante estadios vegetativos iniciales del maíz mejora la eficiencia del uso del fósforo.
Durante la campaña 2014/15 y hasta la 2016/17, desde Fertilizar Asociación Civil, en conjunto con INTA y la Universidad Nacional de Río Cuarto, se evaluaron a campo diferentes estrategias de fertilización en el sur de Córdoba. Los resultados hallados indican que, para esta zona y en siembra tempranas, manejando la nutrición balanceada en nitrógeno, fósforo, azufre y zinc, podemos mejorar más de un 15% (1.400 kg/ha) los rendimientos logrados en la actualidad por los productores medios, cuya fertilización de base solo contempla nitrógeno y fósforo.
El autor es coordinador técnico de Fertilizar
Fuente:
La Nación